Hace apenas dos años, los informes de tendencias de consultoras de negocio, firmas de innovación tecnológica y agencias de marketing y comunicación ponían el metaverso en la primera posición de conceptos que iban a suponer un cambio en las reglas del juego. No fue así. Las empresas que estaban invirtiendo en tecnología que hiciera realidad estos mundos virtuales echaron el freno, despidieron a miles de empleados y aparcaron sus proyectos para un momento más oportuno. No se ha asentado aún, pero sí se está agitando un concepto que suena parecido y que, tal vez, tenga la clave para resolver uno de los grandes problemas del metaverso: el fediverso. ¿No sabes de qué estamos hablando? Voy a intentar resumirlo.
Uno de los principios fundacionales de internet es la idea de que sea un entorno que no pertenezca a nadie. Si internet no es el producto de un único país y de su gobierno, o no está en manos de una empresa, no podrá ser manipulado en su beneficio exclusivo. Si bien esa descentralización no es absoluta (sí que hay organismos que controlan las normas técnicas de la Red y sí que dependen más de unos países que de otros), el funcionamiento se ha mantenido dentro de esas grandes líneas.
La llamada “neutralidad de red”, de hecho, ha sido objetivo de las empresas de telecomunicaciones, que reclamaban su parte del negocio. ¿Por qué empresas de servicios 100% online, como Amazon o Netflix, pueden funcionar saturando las redes sin pagar un plus por dar esos servicios sobre sus infraestructuras? César Alierta, que fuera presidente de Telefónica, lo explicaba muy claro a quien le preguntara, aunque otra cosa es que todos tengamos que estar de acuerdos con ese razonamiento, la verdad.
De la descentralización al oligopolio de las redes sociales
Al lío. Internet se ha desenvuelto como un organismo descentralizado, y esa descentralización se ha tratado de replicar en diferentes entornos siempre con un propósito: conservar la capacidad de decisión del usuario. La tecnología blockchain, por ejemplo, permite conservar la integridad de la información sin que ésta se pueda manipular o utilizar de forma fraudulenta, y eso está ayudando a desarrollar sistemas muy interesantes que incrementan la seguridad de los datos y, por ende, de las personas a las que pertenecen. Sin embargo, las redes sociales cambiaron un poco el panorama.
En ese escenario de libertad y poder en manos de las personas (sólo tenemos que remitirnos al Cluetrain Manifesto), algunas redes sociales crecieron y se multiplicaron hasta convertirse en gigantes que absorbían los superpoderes de otras en forma de nuevas características. Hoy, manejan el cotarro los grandes actores: Meta (Facebook, WhatsApp e Instagram), Microsoft (LinkedIn), Alphabet (YouTube), Elon Musk (X o “la red antes conocida como Twitter), Amazon (Twitch) y ByteDance (TikTok). Hay grandes actores secundarios con trazas de red social y cacahuetes, como Spotify, Pinterest, Kick o Telegram, pero no son lo mismo. A veces aparecen nuevos contendientes, como BlueSky (el neo-Twitter de Jack Dorsey) o Mastodon, pero siguen siendo entornos de nicho y café para los muy cafeteros.
El caso es que cada red es un mundo. Y no podría ser mejor la descripción porque el propósito de cada una, desde hace muchos años, es que el usuario no salga de ese entorno y encuentre dentro todo lo que necesita. Meta y Alphabet llevan en esa pelea mucho tiempo y tienen buenas herramientas para ello. Sin embargo, sigue siendo imposible comunicarse entre plataformas. Hasta ahora.
Un sistema para unirlos a todos: el fediverso
El fediverso es un concepto que une las palabras “federación” y “universo”, y se aplica a la federación de diferentes servidores que, bajo un protocolo común, son capaces de intercambiar información. Si ese protocolo es como ActivityPub, sobre el que funciona Mastodon (que ha intentado ser la “killer app” del X de Musk), nos encontramos con la posibilidad de habilitar nuestro propio servidor para interactuar en una red social y, mejor aún, crear un perfil único desde el que publicar y responder en otras redes sociales que también estén conectadas y entiendan dicho protocolo.
El fediverso, por lo tanto, sería la puerta para conectar muchas cosas y, entre ellas, las redes sociales, simplificando nuestro universo y amplificando nuestras posibilidades. Imagina responder desde YouTube un post en Instagram, o publicar en Instagram y en X a la vez. ¿Locura? No tanto.
En julio, Meta lanzaba Threads, el “Twitter de Facebook”. Tras descartar activar algo llamado Instagram Notes, Meta optó por crear una nueva red social que se parece mucho al Twitter que conocimos, aunque tiene cosas mejoradas: la edición de posts, atajos de funciones muy prácticos y, por ahora, mucho menos odio del que se ve en X. Lo de cobrar por la verificación no existe aquí y, francamente, es una bendición. Pues bien, Threads ha abrazado el fediverso al aprovechar el aterrizaje en Europa para empezar a funcionar sobre ActivityPub. Y sí, ya se puede publicar en Mastodon desde una cuenta de Threads. Mola.
“Threads ha abrazado el fediverso al aprovechar el aterrizaje en Europa para empezar a funcionar sobre ActivityPub”
Problemas y dudas ante el fediverso
Todo esto, sin embargo, tiene sus problemas:
- Es importante que el protocolo sea un estándar generalizado, y no una colección de ellos, como si fueran los diferentes tipos de enchufes que nos encontramos al viajar a otros países. BlueSky funciona sobre AT Protocol, lo que impide que la misma filosofía se expanda. Mal comienzo.
- El fediverso se vende bajo las banderas de más opciones y más simplicidad. Pero no es tan simple, la verdad. ¿Cuánta gente sería capaz de ponerse a desarrollar apps en las que converjan funciones de diferentes redes sociales? Hay una tarea técnica previa muy importante.
- Utilizar un usuario para publicar en múltiples sitios llevará, en un inicio, a algo terrible: que el mismo contenido aparezca en diferentes redes, aunque no se adapte correctamente. ¿Tiene sentido un Instagram con texto y sin fotos ni vídeos? No parece razonable.
- Si Meta se apunta al fediverso, por algo será. ¿Se ha vuelto comunista Mark Zuckerberg? No es probable, y quizás haya que ser desconfiado ante el hecho de que uno de los gigantes de la industria se sume a una tendencia que le restaría parte del control que ha tenido en estos años. Posiblemente, vea más posibilidades en construir sobre el fediverso que frente al fediverso.
El concepto de fediverso no es nuevo, pero es ahora cuando parece que puede recibir el impulso que necesita para crecer y convertirse en algo más. Tal vez el caos generado por Elon Musk en Twitter tenga una buena consecuencia, y sea impulsar la innovación hacia modelos diferentes de socialización y publicación de contenido en internet. Y en una etapa futura, quizás veamos cómo esta idea del perfil único, con mayor control para el usuario, sea lo que anime al desarrollo del metaverso, al que no le favoreció la aparición de diferentes mundos en cada uno de los cuales había que crear un personaje nuevo para participar.
David Pierce, de The Verge, augura un 2024 muy interesante en este terreno. Para él, será el año en que el fediverso se convierta en una industria. Si es así, 2025 puede ser el momento en que dicha industria empiece a rentabilizarse… o en el que se hunda. Toca esperar.