La construcción de la marca o branding de una empresa es uno de los aspectos que primero se aborda cuando se pone en marcha un proyecto. ¿Qué aspecto tendrá? ¿Cómo identificarán los clientes a la compañía? Dentro del branding, la marca es el elemento más distintivo. Suele decirse que la marca de una empresa es su identidad. Es cierto que la identidad es algo mucho más complejo y formado por diferentes elementos que no siempre están bajo nuestro control. Pero si nos referimos a la identidad corporativa, a la imagen pública, a lo que identifica a la organización, la marca termina siendo la forma en que la gente la reconoce y por la que sabe lo que representa, y en ello es clave el branding. En este post te contaremos tres elementos básicos que debes tener en cuenta para abordar el branding con éxito.
Una gran marca triunfa cuando la gente la adora, confía en ella y quiere que tener un vínculo con la misma. Por el contrario, una mala marca puede hundir incluso el mejor modelo de negocio. Basta con preguntar a cualquiera de los responsables de las muchas empresas que han fracasado después de cambiar el nombre de su empresa por uno nuevo para darle un aire distinto, ocultar un pasado desprestigiado o, simplemente, reposicionarse, y ha terminado condenando la compañía al ostracismo. No todo el mundo logra hacer bien un proyecto de rebranding.
Toda empresa debe tener una marca fuerte porque le ayuda a diferenciarse de la competencia y le dice a los clientes quién es uno mismo y qué les ofrece. Veamos a continuación qué tres elementos clave del branding corporativo ayudan a hacer reconocible y coherente una marca.
1. El logotipo de la marca
El logotipo es el símbolo o emblema de una empresa. Debe ser único y memorable, sencillo, coherente y escalable. Esto último quiere decir que debe ser capaz de adaptarse a los espacios donde se vaya a representar. No es lo mismo aplicarlo en el avatar de una red social que en el luminoso de un edificio. Por lo tanto, debe poder ajustarse e incluso extraerse elementos del mismo para utilizarlos, de hecho, con fines diferentes. Es aquí donde cabe diferenciar entre logotipo, imagotipo, isologo e isotipo:
- Aunque normalmente usamos la parte por el todo, el logotipo es, estrictamente, la representación gráfica de la marca generada solo con letras, palabras o caracteres tipográficos.
- El imagotipo es una representación visual que acompaña al nombre. Puede ser un objeto, un animal o una composición geométrica, pero siempre aparece junto al nombre o al logotipo. Las posibilidades son infinitas.
- El isologo es una combinación de logotipo e imagotipo: el primero es una parte tan indisoluble del segundo que no se pueden separar. Es indisoluble.
- Por último, el isotipo es solo la representación visual de la marca. Es reconocible de manera autónoma, sin el nombre, y a menudo es lo que utilizamos en cajas pequeñas, como el icono de una aplicación móvil o el avatar de una red social.
El logotipo, o cualquiera de las cuatro opciones anteriores, no debe ser ni demasiado grande ni demasiado pequeño, sino que ha de estar en medio de estos dos extremos para que pueda ser legible en cualquier medio, como tarjetas de empresa, páginas web, etc. Es, en definitiva, uno de los aspectos más reconocibles del branding corporativo. Este es el primero de los tres elementos clave para el branding.
2. Los colores corporativos
Del mismo modo que los colores pueden evocar un determinado estado de ánimo, también pueden utilizarse para transmitir una personalidad. Tampoco se trata sólo de estética; los colores se eligen a menudo con el objetivo de reflejar la cultura y los valores de una organización.
Por ejemplo, si vas a elegir los colores para el sitio web o el logotipo de tu empresa, debes tener en cuenta cómo afectarán a la percepción que los clientes tienen de tu marca. ¿Quieres que se sientan enérgicos? ¿Quieres que perciban que la organización es divertida? ¿El carácter de la compañía es serio? ¿Es orgulloso?
Al elegir colores que coincidan con las anteriores cualidades (y evitar los que no lo hagan), ayudarás a garantizar que la experiencia del usuario coincida con lo que espera de ti, e incluso puede hacer que se sienta bien con él mismo.
3. El estilo de expresión
El estilo de expresión (redacción o verbalización) de una marca debe ser coherente en todos los materiales. Aunque no hace referencia a elementos gráficos, es crítico también en la construcción del branding. Es importante no utilizar jerga o un lenguaje demasiado formal, ya que puede hacer que tu empresa parezca estirada y fuera de la realidad en contacto con tu público.
Del mismo modo, tampoco es recomendable optar por un lenguaje demasiado simple. Si prefieres que el tono de tu marca resulte amigable y accesible, la mejor manera de conseguirlo es emplear un tono conversacional que parezca “humano”.
Sin embargo, a la hora de la verdad, recuerda: no te pases con los acrónimos, con los tecnicismos ni con las frases excesivamente largas. En cualquier caso, el estilo debe ser una consecuencia de aspectos básicos de la empresa: sus valores, sus principios y su propósito. Analizarlos es fundamental para encontrar el estilo correcto.
Para concluir
Los anteriores son los tres elementos clave para el branding de una empresa. Es importante recordar que existen otros, como la identidad verbal (la forma en que se transmite el habla), la identidad musical, el tono de voz e incluso la identidad arquitectónica, aplicada a oficinas o instalaciones corporativas. Todo ello requiere de un análisis más profundo. Asimismo, es importante sacar partido a estos procesos, tanto a los de construcción de marca como a los de transformación o rebranding. ¿Sabes cómo comunicarlos para que contribuya al éxito de tu estrategia de comunicación? Mejor te lo contamos en este post sobre rebranding desde el ámbito de la comunicación interna.
En cualquier caso, si necesitas más detalles o quieres saber más sobre cómo podemos ayudarte con tu marca, ponte en contacto con nosotros y estaremos encantados de responder a cualquier pregunta que tengas.