Crear o no crear, esa es la cuestión 

La creatividad puede tener distintas formas de expresión. No existe solo una manera de “ser creativo”, ni un manual definitivo para llegar a serlo (lo lamento). Tampoco es algo exclusivo de los artistas. Tenemos que pensar que cada uno de nosotros lo puede llegar a ser, ya sea en el trabajo o como parte de un pasatiempo o hobby personal. 

Sí es cierto que, cuando la creatividad forma parte de nuestro rol profesional, muchas veces tiende a ser un poco estresante, porque tenemos que ser originales con un deadline, bajo presión y, algunas veces, con presupuestos más bajos de lo que es posible para desarrollar ideas. 

Cuando la imaginación se convierte en creatividad  

Hay personas a las que se les da mejor la creatividad que a otras. Tal vez porque dan rienda suelta a su imaginación y su cerebro está más acostumbrado a ello. Mientras unos trabajan a diario para lograrlo, a otros la creatividad, simplemente, les llega en el momento menos esperado… Así, fugaz. 

Ponte a pensar cuántas veces, un fin de semana, ha llegado una idea a tu cabeza sobre algún proyecto en el que has estado trabajando durante la semana. Estás ahí, en una barbacoa con los amigos o en una comida familiar. ¿Lo visualizas? Como dijo alguna vez Steve Jobs, “la creatividad es simplemente conectar cosas. Cuando preguntas a la gente creativa cómo hicieron algo, se sienten un poco culpables porque realmente no lo hicieron, solo vieron algo.” 

Muchas veces, la creatividad aparece sin previo aviso y, si no la capturamos al instante, suele desvanecerse sin dejar rastro. ¿Existe algo más frustrante? Eso es lo que queremos evitar. Pero, ¿cómo lo hacemos? Es fundamental anotar todo lo que surja, sin juzgar ni filtrar. Puede ser en una libreta, en una aplicación de notas o incluso en una grabadora de voz. Lo importante no es la herramienta, sino la intención de atrapar esa chispa antes de que se evapore. La crítica puede esperar; al principio, lo que importa es preservar la idea en bruto.  

Ritual creativo para no perder la chispa creativa 

Establecer un ritual creativo también ayuda a sostener el flujo de ideas constante. Acostumbrando nuestra mente a estar en constante acción, la ejercitamos para que sea capaz de crear. Nuestro cerebro responde a señales y rutinas, por lo que tener un espacio, un horario o una dinámica que marque el inicio del momento creativo puede ser una gran ventaja. No tiene que ver con ser rígidos, sino con generar un entorno reconocible que canalice la energía creativa. Así como puedes ser capaz de desarrollar el hábito de ejercitar tu cuerpo a diario, puedes ejercitar tu cerebro. Incluso un horario flexible puede funcionar como un contenedor que dé forma a lo intangible. 

“Nuestro cerebro responde a rutinas, por lo que tener un espacio, un horario o una dinámica que marque el inicio del momento creativo puede ser una ventaja” 

Una idea, por brillante que sea, no vale mucho si no se lleva a la acción. No esperes a tener todo claro para empezar: la claridad llega haciendo. Comenzar con una versión pequeña, un borrador o un prototipo es muchas veces el mejor paso. Lo importante es salir del plano mental y entrar en la práctica, incluso si no se tiene un plan perfecto.  

Está de más decir que la creatividad no se detiene en la primera versión. Es solo el inicio del proceso creativo. La materia prima necesita ser revisada, editada y mejorada. Escribir, reescribir, cortar, ajustar: todo forma parte del proceso. La idea puede incluso diferir mucho de lo primero en lo que trabajamos al pasar por todo el proceso.  

¡No la dejes morir la creatividad! 

También es importante que no mates una idea solo porque no salió perfecta desde el inicio. Dedícale tiempo y atención para que encuentre su mejor forma, nútrela, dale otro enfoque, busca referencias. 

Muchas iniciativas mueren por falta de seguimiento o motivación porque la primera idea no funcionó. Define un objetivo, aunque pueda cambiar en el camino. Definir fechas, aunque sean flexibles, puede cambiar el rumbo y convertirse en un éxito. Compartir el proyecto con alguien más puede ayudar a mantener la responsabilidad y no abandonar a mitad de camino. 

Por último, acepta que no todas las ideas llegarán a concretarse. Muchas veces puede suceder que algunas de ellas surgen solo para entrenar la mente, para mantener despierta la capacidad de imaginar y crear. No todo tiene que materializarse, pero no por ello nos vamos a desmotivar y abandonar todas las ideas por miedo a que no se concreten en nada. Recuerda: captura y desarrolla al menos una de tus ideas para que la creatividad no se vuelva humo. 
 

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