El formato panorámico de Instagram: ¿experimento puntual o anticipo del futuro del contenido? 

En el ecosistema del marketing digital, los cambios nunca llegan con una nota de prensa, simplemente aparecen. Se deslizan sin hacer ruido y, cuando queremos darnos cuenta, ya están transformando la forma en la que creamos, distribuimos y consumimos contenido. Eso es exactamente lo que está ocurriendo con el nuevo formato panorámico que algunas empresas y usuarios han empezado a ver en Instagram desde hace unas semanas. Se trata de vídeos muy anchos (1520×1080 px), casi en modo banner, y que ocupan el mismo espacio que el contenido vertical cuando se coloca en el feed. 

Sin embargo, en esta actualización no ha habido un anuncio oficial; tampoco una guía actualizada. No hay explicación. Pero el formato está ahí. Y cuando Instagram introduce algo en silencio, rara vez es casualidad. 

Una ruptura de patrón que detiene el scroll 

Instagram lleva años afinando una estética basada en la verticalidad, el ritmo rápido y la retención inmediata. Por eso, encontrarse con un vídeo panorámico sorprende. Y esa sorpresa no pasa desapercibida. En marketing podríamos decir que se trata de una ruptura de patrón. Cuando algo no encaja con lo esperable, nuestro cerebro se detiene, aunque sea un segundo. 

En una economía de la atención donde competimos por milisegundos, ese segundo es oro. Este nuevo formato cumple precisamente con esa función: alterar la inercia del scroll. Para Instagram, eso ya es una victoria. 

Más espacio, más narrativa, más ambición visual 

El formato panorámico ofrece algo que el vertical no puede, como es el contexto. Permite mostrar escenarios más amplios, incorporar más personajes sin que la composición parezca forzada, jugar con recorridos de cámara más vivos y elevar ese contenido a una sensación más cinematográfica. 

En un entorno saturado de contenido rápido, impulsivo y, a menudo, visualmente plano, esta propuesta abre la puerta a historias más cuidadas, más pausadas y más ricas en detalle. Las marcas ganan un lienzo más amplio para transmitir calidad. Los creadores pueden construir planos más intencionales. Y el usuario recibe una experiencia visual que rompe con la monotonía del feed. 

Una jugada que huele a publicidad 

No olvidemos un punto esencial, y es que, Instagram forma parte de Meta, lo que se traduce en negocio. Y cuando aparece un nuevo formato, el recorrido suele ser el mismo. Primero lo adoptan los usuarios, después las marcas y, si demuestra potencial, se convierte en un espacio publicitario

El formato panorámico encaja perfectamente con campañas premium, piezas tipo tráiler, ejecuciones más cinematográficas y creatividades diseñadas para generar impacto visual. No sería extraño que Instagram esté midiendo cómo responde la audiencia antes de abrir la puerta a nuevas ubicaciones de pago. 

Una adaptación a la evolución natural del contenido 

Hay otro ángulo interesante. Los creadores profesionales llevan tiempo trabajando con ratios más amplios, sobre todo quienes producen con cámaras y setups que buscan una estética cinematográfica. El 9:16 ya no encaja con todo. 

Instagram podría estar haciendo algo tan simple como estratégico: adaptarse a la evolución natural del contenido en lugar de obligar a los creadores a adaptarse a la plataforma. Menos recortes, menos sacrificio visual y una calidad que, por fin, puede mantenerse íntegra dentro del feed. 

¿Qué implica para marcas y creadores? 

Para las marcas, este formato puede convertirse en una ventaja competitiva temprana. Es una oportunidad para diferenciarse en un entorno saturado, para construir narrativas más elaboradas y para elevar la percepción de calidad. Para los creadores, supone un nuevo terreno de experimentación que permite explorar un registro visual más ambicioso. Y para los usuarios, introduce una variación estética que oxigena el scroll. A veces, basta con eso para que un formato funcione. 

Conclusión: no es solo una prueba, es una señal 

A falta de confirmación oficial, desconocemos si este formato ha llegado para quedarse o si Instagram está recogiendo datos antes de tomar una decisión. Pero hay algo que sí sabemos: Instagram no mueve ficha sin intención. Los formatos no son decorativos; moldean el comportamiento. Y el comportamiento es la moneda más valiosa dentro de la plataforma. 

Este movimiento encaja en una tendencia más amplia hacia contenidos más inmersivos, amplios y cinematográficos. La cuestión no es si Instagram seguirá evolucionando sus formatos. La cuestión es si marcas y creadores serán capaces de adaptarse con la misma rapidez con la que la plataforma redibuja las reglas del juego. 

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