El aumento de las horas de teletrabajo ha disparado la creatividad de las empresas. En la mayoría de las organizaciones se han desarrollado procedimientos para ayudar a los empleados a gestionar mejor sus tareas en remoto. Dichos procedimientos han venido acompañados también de la implantación de herramientas que los hicieran posibles. Además de las plataformas de videoconferencia, las soluciones de comunicación colaborativa han visto cómo se disparaba su uso. En Incógnito quisimos probar una alternativa para coordinarnos menos común en un entorno corporativo. Buscábamos un entorno ágil para la comunicación. Y creo que lo hemos encontrado: Discord, el sistema de chat preferido en el mundo de los videojuegos.
No es que en Incógnito estemos todo el día jugando. Y tampoco esto quiere decir que valoremos los videojuegos de forma negativa. Todo mi entorno sabe que me compraré la edición remasterizada de Diablo II en cuanto esté disponible, y que haré lo mismo con el ansiado Diablo IV. Lo que quiero decir es que si una aplicación como Discord podía ser una alternativa eficaz para grupos masivos de usuarios con necesidades de conexión en tiempo real, ¿por qué no podría adaptarse bien al mundo de la empresa descentralizada?
“Si Discord puede ser eficaz para grupos masivos de usuarios con necesidades de conexión en tiempo real, ¿por qué no para el mundo de la empresa descentralizada?”
Herramientas colaborativas para la empresa
Es cierto que el mercado nos ofrece otras soluciones que aportan más funciones, reglas y formas de sistematizar las tareas de trabajo. Any.do y Trello pueden ser grandes organizadores de tareas. Teams y Zoom constituyen soportes más que eficaces para el diálogo multimedia en grupo. Slack (ahora en manos de Salesforce) se ha convertido en un estándar de la conversación entre compañeros de equipo. Pero a nosotros nos faltaba un canal mucho más ágil y sencillo para activar una vía con la que hablar cuando haya que hablar, ver y enseñar cuando sea necesario, y todo ello sin perder la rapidez del chat para trasladar instrucciones rápidas y compartir enlaces.
Discord es una plataforma de chat cuyo fuerte es que permite la transmisión de voz y vídeo por IP de forma gratuita. Funciona a través de servidores que pueden ser públicos o privados. Cada grupo de personas puede adherirse a un servidor público para participar en los canales activos en él o configurar el suyo propio con las reglas de acceso y comportamiento que considere. Lo mejor de todo es la baja latencia que ofrece y que proporciona -siempre que la conexión a internet del usuario sea buena- una muy buena sensación de simultaneidad. Es casi como si las personas en una conversación estuvieran físicamente juntas. Eso es justo lo que buscábamos en Incógnito.
“Lo mejor es la baja latencia, que proporciona una muy buena sensación de simultaneidad”
Tres ventajas de Discord
¿Con qué tres cosas nos quedamos de nuestra aplicación de Discord en un contexto corporativo?:
1. Compartir pantalla es la clave.
Al estar diseñado para el mundo de los videojuegos, esta función está mucho más optimizada que en otros entornos. Basta con que uno de los usuarios clique el botón correspondiente, seleccione qué quiere compartir (el escritorio completo, un documento o una pestaña de navegación) y abra una emisión a la que el resto de aquellos que tienen acceso al canal de voz puedan sumarse. Es más fácil y rápido que hacerlo por videoconferencia. La sensación, en un entorno de trabajo, es la de estar reunidos viendo exactamente lo mismo. Es muy útil para coordinar tareas en tiempo real.
2. Organización del trabajo por canales.
En Discord es muy fácil crear diferentes canales de texto con los que ordenar la conversación. Podemos habilitarlos para equipos de trabajo o para tareas concretas (por ejemplo, compartir enlaces de interés o coordinar actividades de ocio). Cada canal puede tener sus propias reglas. Para evitar que haya quien abuse de esta vía, es posible pausar cada cuantos minutos autorizamos a los miembros a enviar un mensaje. Esto es fantástico para los “mensajeadores” compulsivos. El resto de funciones disponibles también son prácticas: invitaciones, privacidad o no del canal, etc.
3. Entorno amigable.
Uno de los problemas que tienen muchas plataformas de trabajo es que reinventan la organización del mismo y no son fácilmente comprensibles al inicio. La curva de aprendizaje es larga y no facilita la adopción de la plataforma. Con Discord eso no pasa. El contexto es sumamente intuitivo y emplea utilidades de una forma común a la de cualquier plataforma de mensajería. Una vez configurado servidor, canales y permisos, si sabes utilizar WhatsApp, sabes utilizar Discord. Los diálogos se desarrollan en un espacio muy, muy similar. Podemos responder a mensajes concretos, citar a miembros de la misma manera que hacemos en Slack y, por supuesto, contamos con la integración de emojis y GIFs para hacer de las conversaciones algo más dinámico.
Como plataforma pensada para el mundo del streaming en directo y los videojuegos, Discord también da la posibilidad de habilitar paquetes de regalos o beneficios para los usuarios mediante Discord Nitro, su servicio de suscripción. En empresas grandes, puede ser una vía con la que ofrecer incentivos a la participación para potenciar la comunicación interna. Mediante esta clase de nudges o empujoncitos conductuales, ayudaremos a trasladar la conversación del canal convencional del correo electrónico al mucho más ágil de la mensajería.
He escrito “correo electrónico”. ¿Qué era eso?