No quiero ser agorero, pero si ha caído sobre ti la labor de ser portavoz de tu organización o compañía y no has realizado esta tarea antes, prepárate para afrontar algunos errores habituales. Es posible que seas un profesional con una intuición innata para trasladar mensajes a la opinión pública y a los medios de comunicación. Tal vez te consideres buen consumidor de contenidos y hayas visto o leído las suficientes entrevistas como para identificar lo que funciona y lo que no funciona. A pesar de todo ello, será raro que no caigas en alguno de los siguientes fallos que, con el tiempo y la preparación adecuados, podrás resolver cuando te toque ponerte delante de las cámaras.
1. El balanceo
Una de las cosas más molestas en una entrevista para un medio audiovisual es el movimiento pendular de quien responde si está de pie. Es fácil que desaparezca cuando se responde sentado, como en las conexiones por videoconferencia. Sin embargo, cuando no es así, los nervios tienden a hacernos balancear, trasladando el peso del cuerpo de un pie a otro hasta que nos retiran el micro y la cámara se apaga. Por eso, debes procurar anclar bien los pies y, con una mínima flexión de rodillas, mantener la posición vertical sin mover las piernas. Pocas cosas desvían tanto la atención de nuestro discurso como ese incómodo movimiento.
“En esta entrevista y como diría Chiquito de la Calzada, Christian Gálvez se mueve más que los precios”
2. Las muletillas
La mayoría de nosotros creemos que no utilizamos muletillas al hablar. La cosa cambia cuando nos grabamos hablando; es entonces cuando identificamos expresiones que se repiten o palabras vacías con las que, literalmente, rellenamos el silencio entre una frase y la siguiente. La mejor forma de identificar esos incómodos sonidos es registrar nuestra expresión oral, ya sea con el teléfono o con el ordenador, y escucharnos con atención. Verás qué rápido detectas las palabras en las que te apoyas en exceso, así como si abusas de ruidos innecesarios. Recuerda algo importante: el silencio no es malo. Debes acostumbrarte a las pausas y a que no es imprescindible estar emitiendo sonido cada vez que te pregunten.
“Tomar aire con demasiadas ganas puede generar este efecto”
3. Los ojos huidizos
Algo fundamental cuando te entrevistan es mirar a los ojos de tu interlocutor. No siempre te sentirás cómodo con ello. Hay diversos trucos para solucionar este problema. Lo que es muy habitual es que lances la mirada a tu alrededor cuando tienes que dar una respuesta meditada y necesitas pensarla bien. Cuando nos sentimos inseguros, tendemos a mirar hacia los lados e incluso hacia el techo, como si buscáramos las respuestas en esos lugares. Es un movimiento reflejo, de huida, que, cuando se repite demasiado, transmite incomodidad y la sensación de que el entrevistado preferiría estar en otra parte. Es importante evitar esos paseos con la mirada y mantenerla en el entorno del entrevistador, reduciendo al máximo esos momentos de desconexión.
¿Vas a ser el portavoz perfecto si corriges estos defectos? No necesariamente. Sin embargo, ser consciente de estos pequeños problemas te ayudará no sólo a mejorar tu expresión, sino también a concentrarte más en lo que dices y en cómo lo dices. Y si consideras que no te vendría mal una preparación más completa, tal vez podamos ayudarte con ello.